El mono desnudo (
en el original, The naked Ape) es el título de un libro de Desmond Morris muy
bueno por cierto, describe a la especie humana a través de una perspectiva
etologista, siendo más claro, el autor observa e investiga el comportamiento
humano como cualquier otro animal descrito en la escala zoológica sin
privilegios, al final, somos animales.
Observando el
comportamiento de las personas en el tránsito de estos días, pensé que es una
pena que Desmond Morris no estuviera aquí para ver lo que mis ojos miran en
este momento.
Yo estaba, en un
domingo tranquilo, manejando mi auto por la carretera, estaba en el carril de
en medio porque quería manejar a la velocidad permitida, cuando aparece de la
nada un camión y comienza a tocar el claxon impetuosamente.
Según los términos
del Código de Tránsito Brasileño, los conductores de autobuses, camiones y
vehículos de gran tamaño deben mantenerse en el carril derecho de la autopista,
de manera obligatoria.
Tal medida permite mejorar el flujo de vehículos en este
segmento de la autopista, determinando que los vehículos de mayor tamaño, y,
por lo tanto más lentos, transiten por el carril derecho de la autopista,
dejando así el carril izquierdo libre para rebasar los vehículos de menor
tamaño y más ágiles, evitando así retardos en las autopistas y consecuentemente
accidentes de tránsito.
Yo, sabiendo eso,
me mantuve en el carril de en medio, ya que había espacio para que aquél animal
avanzara por la izquierda, con riesgo de que infringiera la ley, o a la
derecha, donde era el lugar que le correspondía. Pero no. Él comenzó a tocar el claxon más y
más, y eso, es injusto, al final, un claxon de un auto suena a 125 Hz mientras
que un camión genera 1.000 Hz… ¡Muy injusto, muy cobarde!
Pero el ser
continuó produciendo sonido de tipo fon fon fon fon fon fon de forma brutal, y
yo, con mi sencillo claxon de menor sonoridad, fon fon fon… Aquella situación
parecía no tener fin y nos quedamos en
esa injusta pelea como si estuviéramos
intentando tocar la 5ª sinfonía de Beethoven, él con un piano profesional y yo
con un juguetito antiguo.
Resumiendo, después
de ser casi lanzado al río , finalmente él desistió, pasó de mi lado y dijo
palabras altisonantes, y yo no queriéndome quedar atrás, dije la primera cosa
que definiría a aquél hombre en ese momento:¡ Lárgate Australopitecus!
gracias, abrazos
tradutor : Marco Enrique Tello Largo
Olá Caco Ribeiro; obrigada pelo seu comentário deixado no meu "De Amor e de Terra".
ResponderExcluirA idade confere-nos o direito de opinarmos sobre sobre a vida, com o conhecimento que enceleiramos.
Bj.
Maria Mamede
Há pouco faltou dizer...gostei de aqui vir e achei
ResponderExcluircurioso e com humor este depoimento!
Bj
M.M.
Aprendi com uma pessoa ,nessa semana, uma palavra tão simples , mas quando dita de forma verdadeira, com nossa alma e porque não dizer de forma poética, pode representar uma gratidão universal .... obrigado !!!
ResponderExcluirbjo
Caco Ribeiro